EL PROCESO DE CAMBIO
La gente suele preguntar cómo se produce el cambio y cómo alejarse de los rasgos nocivos para la salud. Un buen punto de partida es comprender que el cambio es un proceso y se produce en tres etapas.
La primera etapa es reconocer qué rasgos negativos queremos dejar de lado y reconocer qué estrategias hemos utilizado para afrontar el miedo y el dolor. Algunos de los hábitos más comunes de los que hay que decir adiós son la ira, la culpa, el gasto excesivo, la comida excesiva, los asuntos emocionales o físicos, las dependencias químicas y el papel de ” víctima “. El dolor de dejar ir puede desencadenar sentimientos abrumadores. Esto es normal y, aunque tentador, no es momento de darse por vencido. En lugar de darse por vencido, este es el momento de acercarse a Dios a través de la oración, Su Palabra y Su pueblo en busca de consuelo y aliento.
La segunda etapa del cambio suele traer consigo un período de confusión. Esta es una temporada desconcertante en la que hemos dicho adiós a lo viejo, pero lo nuevo aún no nos resulta familiar. Las cosas pueden parecer peores en lugar de mejores, ya que otros tampoco están acostumbrados a nuestras nuevas costumbres. Durante este tiempo podemos sentirnos tentados a volver a viejos hábitos en busca de consuelo, pero hacerlo terminará en última instancia en destrucción. Más bien, debemos recordar la gracia de Dios a través de los cambios a los que ya hemos sobrevivido. Nuestra esperanza durante esta etapa depende de que estemos arraigados en Cristo. Él es fiel; y después de LA ‘ sacudida ‘, quedaremos firmes sobre un fundamento que sólo se encuentra en Jesús.
La tercera etapa es un momento para abrazar las cosas nuevas en nuestra vida y dar la bienvenida a la sensación de alivio, paz y energía que se están convirtiendo en una parte constante de nuestra experiencia. Podemos comenzar a disfrutar del enriquecimiento espiritual que los frutos del Espíritu Santo trae a nuestro ser más íntimo. Y, aunque todavía debemos ser intencionales para hacer de nuestros nuevos hábitos una parte regular de nuestra nueva vida, a medida que pasa el tiempo, se convertirán en parte de quiénes somos. El resultado de esta nueva plenitud y satisfacción también puede ayudarnos a motivarnos a seguir cultivando opciones que mejoren la vida.
Dios nos dará la gracia de dejar ir aquellas cosas que nos impiden crecer en Su amor y cosechar la cosecha abundante que se produce al permanecer en Él. Él es fiel para completar la buena obra que comenzó en nosotros a través de Jesucristo.
Pastor Aldo Diaz
New Life Ministries Inc
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