Es frustrante hacerle una pregunta a un adolescente y obtener solo una respuesta de una o dos palabras como, “ No sé ”, “ ¿Qué? ” o “ ¡De ninguna manera! ”. Luego, cuando finalmente responde, puede estallar de ira y cerrar la puerta de un portazo. Los padres luchan por saber qué hacer. Dios les ordena a los padres que “ no exasperen a sus hijos, sino más bien críenlos en disciplina y amonestación del Señor ” (Efesios 6:4, NVI). ¿Qué puede hacer un padre? Cuando intente hablar con un adolescente, hay algunas estrategias que debe tener en cuenta.
El momento lo es todo.
Un padre debe elegir el momento adecuado para hablar. No es raro que un adolescente responda con una sola palabra; puede ser que esté estresado y abrumado. En lugar de reaccionar con enojo, espere hasta el día siguiente. Cuando un adolescente esté listo, lo hará. Un buen momento para conectarse es cuando se haya calmado.
Limite los sermones.
Las investigaciones demuestran que sermonear, regañar y regañar a los adolescentes no inspira cooperación. El cerebro de un adolescente tiene poca capacidad de atención, por lo que los sermones no servirán de nada. Limite las conversaciones a unos pocos minutos por vez; mantenga conversaciones breves.
Sea curioso, no furioso.
Es fácil que los padres reaccionen, especialmente cuando un adolescente está emocionado. Hay cuatro cosas que un padre puede hacer:
- Escuchar.
- Repita lo que dicen.
- Haga preguntas para comprender más.
- Valide los sentimientos y responda con empatía.
Haga preguntas abiertas.
Hacer preguntas que se puedan responder con un sí o un no no es la mejor manera de hacer que un adolescente hable. Evite las preguntas que comienzan con “ por qué ”, ya que pueden parecer críticas. En lugar de eso, diga “ Quiero entender; ¿me podrías contar más sobre lo que sucedió? ”
El tono es fundamental.
Si un padre se enoja cuando habla con un adolescente, necesita tomarse un descanso. Es importante calmarse y respirar profundamente. A veces, puede ser necesario esperar hasta el día siguiente, cuando las emociones estén bajo control.
Diviértanse juntos.
No todas las conversaciones con un adolescente tienen que ser intensas. Relájense y diviértanse. Después de todo, es bueno que los adolescentes se alejen de la computadora o el teléfono y hagan algo de ejercicio. Vayan de compras. Vean una película. Disfruten de un evento deportivo. Diviértanse en un parque de diversiones. Algunas de las mejores conversaciones ocurren cuando menos se las espera.
Concéntrese en los sentimientos.
Seamos realistas: los años de la adolescencia son de los más difíciles. Los padres no deben desestimar los sentimientos de un adolescente. En lugar de eso, pregúntele: ” ¿Cómo te sientes? “. Es posible que a un adolescente le resulte difícil expresar sus emociones. Un consejo: tenga una lista de palabras que describan los sentimientos en el refrigerador para que los adolescentes puedan consultarlas. Luego, escúchela con atención y preocupación.
Utilice el amor y la lógica.
La crianza de un adolescente es un equilibrio entre el amor y la lógica. Sacar de la cama a un adolescente de 16 años no lo motivará unos años más tarde, cuando esté en la universidad. Sin embargo, un sistema de recompensas y consecuencias ayuda a los adolescentes a tomar decisiones que los benefician. Ser un buen padre de un adolescente significa que él o ella quiere ser responsable.
Hablar con adolescentes no tiene por qué ser una experiencia exasperante. Con algunos cambios, los padres pueden aprender las mejores formas de conectarse con sus hijos adolescentes
Aldo Díaz
Newlife Ministries
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